Sanlúcar de Guadiana - Introducción
Sanlúcar de Guadiana es una pequeña población de la comarca del Andévalo occidental de poco más de 440 habitantes situada en la margen izquierda del Guadiana y directamente opuesta a la portuguesa Alcoutim. Por tanto limita al oeste con Portugal mediante el río, al norte con El Granado, al este con Villanueva de los Castillejos y al sur con San Silvestre de Guzmán.
Los elementos fortificados de Sanlúcar de Guadiana son el castillo de San Marcos y el baluarte de San Gerónimo. El primero, de origen medieval y con transformaciones en el XVI, XVII y XVIII, ocupa el cerro de mayor altura en todo el territorio próximo situado al nordeste de la villa, siendo por tanto un eficaz punto de control visual del paisaje y de la navegabilidad del Guadiana. La característica principal de San Marcos es su capacidad de mostrar los diversos esquemas defensivos que se iban desarrollando a medida que evolucionaba la artillería, pasando del concepto medieval de torres de planta cuadrangular al empleo de las torres cubo de planta circular para desembocar en la utilización de elementos abaluartados de la fortificación moderna, hecho que ocurrió tras la toma del fuerte en 1666 por las tropas lusas con motivo de la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668). El baluarte de San Gerónimo, construido en 1642, se colocó delante de la explanada de la iglesia parroquial con motivo del conflicto mencionado para oponer mejor defensa artillera a la plaza de Alcoutim.
Existen otros puntos de interés con origen defensivo, como los emplazamientos a media ladera del cerro de la torre de la Talaya, de origen medieval, y el próximo a él que iba a ser lugar de construcción de una batería artillera del siglo XVIII pero que no pasó de una ligera explanación del terreno.
Enfrente se localiza Alcoutim, villa portuguesa de tamaño similar a Sanlúcar, que cuenta con los restos de una traza de muralla medieval mejorada en el XVII para oponerse a Sanlúcar y un castillo de origen también medieval. Su posición cercana al río y mucho más baja que el cerro de San Marcos hace que éste sea el protagonista de todo el paisaje.
Ambas poblaciones dejan tras de sí un territorio poco poblado, especialmente el español, por lo que su devenir ha estado siempre ligado alternándose épocas de enfrentamientos con épocas de paz tras la conquista cristiana de la zona a finales del siglo XIII, pero siempre subyaciendo una realidad social y económica que las han relacionado estrechamente desde sus inicios.