Ayamonte - El enclave
En 1744 Ignacio Sala encarga al ingeniero Joseph Muñoz un pequeño proyecto para reparar la batería de Las Angustias, ya que por aquellas fechas las corrientes del río habían socavado algo los cimientos de sus murallas "...de forma que si se acaba de derruir costará mucho más la nueva construcción...". Parece patente que por estas fechas estaba clara la intención de conservar en lo posible las antiguas fortificaciones de Ayamonte y no embarcarse en otras empresas más costosas. Por otro lado, la batería de Las Angustias era un enclave fundamental en el sistema defensivo de la villa y que en todo este siglo se atendería con dedicación. El proyecto de Muñoz consistía en unas actuaciones que Sala dejó en las imprescindibles, abordando sólo las labores de recalce de los muros y la ejecución de parapetos y plataforma superior para emplazamiento de la artillería. Muñoz previó además un foso trasero con dos medios baluartillos y una cortina que defendiera la batería de un posible golpe de mano, así como la reorganización de los almacenes, cuerpo de guardia y alojamiento de artilleros. Muñoz aconsejaba artillar la batería con 13 piezas de a 24. Así pues, de un costo inicial estimado de 51.635 reales se quedó por iniciativa de Sala en 19.106 reales.
De todos estos proyectos que hemos comentado ninguno se llevó a cabo. Si acaso el recalzo de la batería de Las Angustias, ya que de otro modo parece que no habría perdurado. Tenemos que esperar hasta que el terremoto del 1 de noviembre de 1755 produjera los grandes destrozos que se conocen para que los ingenieros militares comenzaran a redactar nuevos proyectos. No obstante, del reconocimiento que Antonio de Gaver hiciera de la frontera en 1750 extraemos la opinión que este capaz ingeniero tenía sobre la plaza de Ayamonte, denunciando la pobre calidad, extensión y diseño de sus fortificaciones, rodeadas de cerros que representaban serias amenazas y que, sin embargo, desaconsejaba ocupar con puestos fortificados sin antes evaluar otras opciones más económicas, como el rebaje de sus cimas.
Los siguientes datos sobre Ayamonte nos los aporta el mismo Gaver al dibujar un plano general de la localidad fechado en 1756 (aunque lo creemos de su reconocimiento de la frontera de 1750 con añadidos posteriores) con el estudio la orografía del terreno anotando las alturas de los diversos cerros respecto al del Higueral que, como sabemos, era el que amenazaba al castillo y su