Sanlúcar de Guadiana - El enclave
mediante la disposición de tres troneras en su cara sur. No sabemos en qué medida el proyecto de Sala se llevó a cabo ya que no se consiguió aumentar la superficie de la plataforma como estaba previsto y sin embargo lo que nos llegó a nuestros días no es una batería atronerada sino a barbeta, y con una factura de fábricas idéntica a la que encontramos en la cortina sur de la fortificación y de cuyo autor no tenemos noticia. En este punto podemos barajar dos posibilidades: que el proyecto de Sala sobre esta batería se ejecutara sólo parcialmente y que la cortina sur fuera una extensión de la obra de Sala, o bien ésta (o incluso ambas) sean de la misma época de construcción de los cuarteles que, como hemos mencionado, situamos en el entorno temporal de la Guerra de Sucesión o incluso posteriores. En todo caso creemos que se trata de fábricas del siglo XVIII, y si anotamos las palabras que en 1750 escribe Antonio de Gaver sobre San Marcos que por entonces contaba con “…dos revellines quasi inutiles uno unido con la cortina de septentrion […] el otro con la de poniente de tierra y piedra suelta la mayor parte arruinado…” podríamos situar el aspecto actual de estas fábricas incluso en algún momento de la segunda mitad del siglo XVIII.
Gaver propuso en ese año para San Marcos un proyecto de modificación integral, si bien aprovechando en gran medida la traza y por tanto las estructuras defensivas existentes. El concepto se basaba en rodear el trazado de la fortificación existente con otro paralelo a cota más baja, disponiendo para ello los correspondientes baluartes y baterías. Con ello la funcionalidad del enclave quedaba garantizada mediante un proyecto consciente de los notables recursos económicos que requerían estas obras, consciencia de la que hizo gala en todos sus proyectos sobre esta frontera. Gaver se hacía eco de un proyecto de fortificación que sobre el enclave y sus alrededores se propuso en 1737, probablemente por Gerónimo Amicy, que ocupaba con baterías y reductos algunos de los cerros de alrededor y modernizar el fuerte de San Gerónimo de 1642 situado delante de la iglesia. A esta iniciativa puede que corresponda el aterrazamiento en forma de media luna de una pequeña elevación a media ladera del cerro y adyacente a la que ocupan los restos del fuerte de la Talaya.
En todo caso Gaver dictaminaba que si se realizaba el proyecto por él propuesto no sería necesario
